martes, 30 de septiembre de 2014

RELIGION

Quien esto escribe los está viendo. A todos los ciegos corriendo. Entre tinieblas se han ido armando. Tanteando. Hacia el ojo en lo alto están yendo. En sus mentes monstruosas ya lo están cegando. La mayoría de ellos jamás lo ha visto; pero lo está imaginando. Un ojo en lo alto siempre mirando. Y todo el mundo en la negrura vagando. El último alumbramientro los está guiando. Un bebé sin ojos llorando. Un pequeño topo sufriendo. Y el resto sin ver; pero sintiendo. Conociendo al ojo en lo alto siempre viendo. Los ancianos la vista han ido perdiendo. Y a los más jóvenes fueron cegando.Los ojos se han estado arrancando. Ahora todos están llegando. El ojo en lo alto está más cerca y los sigue mirando. Parece ignorarlos; pero los está esperando. Algunos por el camino se van cayendo y los demás los están aplastando. Sólo una idea están concibiendo. Ninguna otra cosa les está importando. Ya no quieren ser más ciegos ni quieren que el ojo en lo alto los siga vigilando. Quieren cegarlo, quieren arrancarlo, quieren olvidarlo y ya están llegando. A lo alto ya casi están arribando. Los peores filos ya están apuntando. Hacia el ojo en lo alto que los está esperando. ¿Acaso él no podría estar evitándolo? Hasta que uno de los ciegos le asesta el primer golpe gritando. Los otros lo imitan tanteando. Algunos se hieren entre sí llorando.El ojo en lo alto ni siquiera está parpadeando. Pero su última visión está mirando. Ni una sola lágrima está derramando. Pero la sangre roja todo está inundando. A algunos de los ciegos los está ahogando. El ojo en lo alto se muere y toda su roja sangre les está vomitando. Y ahora los ciegos lo están mirando. Retorcerse, parpadear y lagrimear; pero ya no mirando. Todos lo están viendo y ya no imaginando. Su terrible crimen la visión les está dando. La sangre del ojo en lo alto los está cambiando. Para ver su pecado mortal sus armas asesinas están mirando. Ensangrentadas como sus manos temblando. Ahora se las están cortando. Los mancos de lo alto pronto están escapando.Una despareja alfombra de rojas manos amputadas atrás van dejando. El ojo en lo alto ya no los está mirando. Ahora son ellos mismos quienes se están contemplando.Las armas rojas afiladas los mancos van abandonando. Algunos de vez en cuando se vuelven hacia atrás y miran a lo alto chillando. Quizás se estén lamentando. Sus manos estarán extrañando. Hay un par de ellos que sus muñones están lamiendo. La venganza del ojo en lo alto muerto están temiendo. Saben que la noche los está envolviendo. Los fantasmas pronto estarán gritando. Las pesadillas a los sueños devorando. Inevitablemente las ilusiones irán muriendo. Sin embargo al amanecer todos ven otro ojo en lo alto. Vivo. Mirando. Parece ser el mismo de antes; pero es otro que lo está reemplazando.Y detrás de ése hay otros millones esperando. La próxima noche que los ciegos o los mancos se vayan armando. Y vuelvan a atreverse a aquello que ahora están recordando. Algunos piensan que están soñando. Pero su gran falta están pagando. Ellos lo están mirando y quien esto escribe imaginando. En cortarle las manos hay quienes ya están pensando. Cuando lo hagan el primer huevo manco se estará gestando. En un vientre ciego palpitando. La maldita criatura nacerá gritando. Desamparados redentores lo recibirán cantando. Por fin llegado el querido hijo se quedarán mirando. Tal vez entonces todavía quede alguien imaginando.